sábado, noviembre 12, 2005

PARA RETOMAR


Después de ver "La historia del Baúl Rosado" de Libia Stella Gómez, hay que hablar necesariamente de los créditos iniciales. No de la buena actuación de Edgardo Román, ni de lo loable de la historia dentro de la "historia del cine colombiano", sino del diseño visual y sonoro de sus créditos iniciales.

Son totalmente sorprendentes. Un diseño en 3-D para las letras, y lo más interesante aún: el sonido. Además de llamar la atención del espectador por su longitud, ésa longitud se vuelve la excusa para crear imagen sonora como no había visto en una película colombiana. Los créditos se toman su tiempo para detallar los nombres de las varias productoras que participaron en la película además de otros sujetos, y mientras eso, los sonidos de tacones, gotas de agua y otros, juegan en contrapunteo (inteligentemente estos son los sonidos que van a repetirse durante la película recreando las atmósferas más interesantes).

Mientras se termina la imagen rosa con las letras blancas en 3-D, el sonido del Tren nos introduce en la primera secuencia de la película. La estación de tren de la Sabana. El sonido del pito del tren se mezcla con el ambiente de la estación y de entrada se remite al espectador varios años atrás. Los créditos no terminan ahí; pero la parte final no es tan interesante, y de manera desacertada, las letras (en 2-d) fueron ubicadas sobre una señal de la estación en la esquina derecha del encuadre, haciendo que se pierda atención sobre la salida del tren en el otro lado del cuadro.
En general, esta vez parecen haberse tomado un poco más enserio el cuento del diseño sonoro. Hay conciencia de los sonidos que le hacen bien a la película, y que refuerzan la construcción de época.